Muchos anuncian la muerte del formato papel, argumentando que la tinta se secará para siempre y que nunca más sentiremos el olor a hoja de diario o a libro viejo.

Puede ser que quienes anuncian la muerte del papel tengan algo de razón y esta transformación no se produzca en un tiempo muy lejano, pero en el plano de la comunicación aún quedamos muchas personas que no somos nativos digitales; probablemente aún seamos la mayoría los que no hemos nacido con la tecnología.

Es muy posible que un cambio de soporte de esta naturaleza se pueda implementar fácilmente para las nuevas generaciones digitales. Incluso hasta es probable que resulte complicado llevar a los nativos digitales a la tinta y al papel. En lo que concierne a nosotros, podemos utilizar la tecnología como herramienta (de hecho estoy escribiendo en la tablet en este momento), pero será muy difícil borrar la sensación que nos brindan las viejas experiencias. Tengo el diario en mi tablet, pero me encanta leerlo y terminar con mis dedos negros de tinta; tengo música para descargar online, pero me gusta ver un CD con su arte de tapa, su papel y su diseño; tengo películas online o a punta de control remoto para alquilar en la TV, pero sigo buscando alquilar un DVD en el barrio.

Hay un punto intermedio en toda esta compleja carrera de la tecnología: ese punto en donde ambos bandos podemos sentirnos cómodos, donde el sentido de la comunicación nos contiene a ambos. Ese punto es la utilización de la tecnología como herramienta usada para conectar ambos mundos. Y es aquí donde quiero detenerme, en la utilización de los SmartPhones para conectar al público mediante el código QR. Hoy en día tenemos la posibilidad de contar con teléfonos móviles, que son computadoras portátiles y que nos brindan la posibilidad de estar en contacto con las nuevas tecnologías a cada instante, todos los días.

¿Cuántas veces nos hemos encontrado en un aviso de TV, un envase, un anuncio de diario, un paquete de chicles, un folleto, un cartel, etc., uno de esos cuadrados blancos y negros que parecen un crucigrama vacío? Este código nos permite imprimirlo y, mediante la lectura con la cámara del celular, comunicar a nuestro celular diversas acciones. Por ejemplo: podemos enviar al usuario del celular a visitar una página de Internet, o bien disparar una llamada a un número determinado, como así también descargar una tarjeta (vCard) con todos los datos personales para cargarlos en la agenda del teléfono. Un folleto de un establecimiento lo podemos usar para que nos geolocalice y nos indique, mediante Google Maps, cómo llegar a destino; darle un «me gusta» instantáneo a una fan page de Facebook; ver un video; completar un formulario de un concurso; abrir un sitio web con información ampliada, o bien descargar una aplicación. Todo eso y mucho más, se puede lograr con este simple puñado de cuadrados negros y blancos.

La posibilidad de descargar una vCard (tarjeta de contacto) a nuestro móvil es algo muy interesante. De esta forma estamos entregando una tarjeta con los datos tradicionales, pero además con la posibilidad de que los usuarios de la tecnología —que cada vez somos más— puedan cargar los datos a su dispositivo solamente con pasar la cámara por sobre un código QR. Esta implementación es muy sencilla: se genera el código en forma gratuita, luego se aplica a cualquier material gráfico y al imprimirlo ya se tiene un pie en el mundo de la comunicación 2.0.

Para leer este tipo de códigos se necesita tener instalado en el SmartPhone un programa de lectura de códigos QR —los hay gratis y pagos— y así poder disfrutar de esta tecnología para interactuar con marcas, productos, empresas, profesionales, etc.

Esta simple acción, al alcance de todos, permite experimentar y tener cierta trazabilidad —antes inimaginable— en relación al efecto de los recursos tradicionales de promoción. Por ejemplo: si publicamos un aviso en una revista con un código que nos facilite el acceso a mayor información de una empresa/producto, podremos saber si el aviso ha surtido efecto, teniendo las mediciones de la cantidad de personas que lo han utilizado. Del mismo modo, el QR de una vCard, nos permitirá conocer la cantidad de personas y las fechas en que han agregado nuestros datos a sus agendas. El QR es es un primer paso para ampliar el alcance de los impresos tradicionales y abrir nuevos canales de comunicación.

A veces, cuando termino de leer un libro, me cuesta creer que no me lleve a la última página, con los datos editoriales y un código QR que me permita dejar un comentario, saber más del autor, de sus obras publicadas y, ¿por qué no, comprar otra obra (en formato digital o en papel)? Para cerrar, creo que el papel no desaparecerá inmediatamente, por lo cual sería muy torpe desaprovechar la oportunidad de comunicar utilizando nuevos recursos, sin dejar de lado la sensación táctil a la que nos tiene acostumbrados este noble objeto. No está mal ser digitalmente tradicionales.